lunes, 21 de septiembre de 2009

ÉRASE UN DÍA DE SEPTIEMBRE

Érase un día de septiembre
tus ojos se clavaron en mí
mi alma tenía mucha hambre
mis ojos se fijaron en ti.

No me fijé en tus ojos
me fijé en su brillo
no eres como rastrojos
de un campo amarillo.

Vi clara tu profundidad
observé las diferencias
sentí una gran necesidad
de sentir tus esencias.

Eres diferente y lo sé
eres mi cielo eterno
y tengo claro porqué
he dejado el infierno.

Ha llegado el invierno
contigo siento calor
en un tono sempiterno
ya no siento dolor.

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