martes, 8 de febrero de 2011

DE UNA TIERRA LEJANA


Como una voz lejana llegada desde el espacio,
tu voz de algún modo hasta aquí me llega,
hacemos el amor tremendamente despacio,
soñando los sueños que el viento se lleva.

Con mis recuerdos y mi dolor hoy te miro,
con desesperación y mis ilusiones juntas,
porque estás tan lejos y no veo el giro,
porque del tiempo se me clavan puntas.

Las sombras de todo este desprecio,
insoportable azar de cada momento,
me vuelven tan tonto y tan necio,
que se me termina el tiempo.

La fe es la ridícula esperanza gris,
de los que no tienen que perder nada,
vuestra alma zombificada convertís,
en sueños recubiertos de hojalata.