martes, 31 de agosto de 2010

UNOS MINUTOS DESPUÉS


Después de escribir lo anterior
siento que algo nuevo he de decir
es todo un fuego en mi interior
¿y quién lo iba a predecir?

Ese sueño que estaba tan lejos,
de golpe y ante mí se colocaba,
hechos como brillantes espejos,
cumplían lo que yo soñaba.

Todo mi cuerpo se derrumbó
ante un volcán en erupción
que delante de mí se tumbó
y me mató de la emoción.

Me quitó dolor y desdén,
en aquella oscura cama,
me llevó a su gran edén,
me subí sobre una rama.

Ha sido un momento bello,
tus ojos en mí clavados,
esos ojos cuyo destello
hace soñadores alados.

Muerto ya el silencio,
quedan tus gemidos,
y yo después sentencio,
que me sobran latidos.

Mi mejor pálpito eres,
mi sangre veloz circula,
pues veo que me quieres,
mi cabeza ya no calcula.

Me mente en huelga,
mi corazón bramando,
mi alma casi cuelga,
y mi cuerpo quemando.

Tú dejas que te tome,
cedes ante el arrebato,
mi boca entera te come,
como el papel al garabato.

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