sábado, 15 de agosto de 2009

EL INVIERNO EN QUE MORÍ

Era una noche de diciembre
mi camino llegó a su fin
como el verano en septiembre
como las flores del jardín.

Me encuentro prisionero
en una vida que oprime
como un gran cancionero
sin motivo que lo anime.

La luz al final del tunel
me lanzo al vacío eterno
con la valentía de Rommel
doy adiós al mundo moderno.

Mi vida cargaba penumbra
mi amor ignoraba mi ser
lo único que me alumbra
mis hijos de hoy y ayer.

Esos tesoros que tengo
y que echaré de menos
de un infierno vengo
y me iré a los cielos.

Ya soy libre de nuevo
descanso en el cielo
en la paz del fuego
en la tierra el hielo.

El poema es una dedicatoria basada en lo que leí en el diario de mi padre. La he escrito en primera persona para darle mayor realismo. Sé que algo así hubiera expresado él.

Padre, no te olvido.

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